A orillas del Río Piedra me senté y lloré.
Esta es una historia de amor, según el autor estas historias son las que encierran todos los secretos del mundo. En el libro se tratan dos aspectos esenciales: el amor en sí y la religión.
Ellos eran dos amigos de la infancia, vivían en Zaragoza, España. Él se va del pueblo a viajar y a estudiar, ella al contrario se queda en el pueblo con su misma vida prediseñada y monótona.
Durante 11 años se mantienen en contacto mediante carta, un día la carta que Pilar recibió de su amigo era especial, le decía que estaba pensando en meterse a un monasterio. Ella se impresiona; por que a parte de eso él deseaba verla y platicar con ella.
Después de tanto tiempo ella viaja a Madrid, él estaba dando una conferencia, hablaba sobre correr riesgos, sobre la felicidad y los sueños. Un grupo de mujeres que estaban sentadas junto a Pilar hablaban sobre lo que cada una pensaba de él, a ella la confundieron mucho esos comentarios.
Al salir de ahí una mujer la llevó a una fuente y le habló sobre una Diosa, ella seguía muy confundida, por que también le dijo que su amigo la amaba, que se veía en sus ojos.
Por fin cuando se encontraron y fueron a un restaurante con otras personas; lograron hablar un poco, ella se sentía mal por que de lo único que hablaba era de recuerdos, él en cambio, hablaba de muchas cosas, de cosas importantes, religiones, su visión ante el mundo. Había cambiado mucho.
Pilar pensó que el encuentro solo duraría un día, pero su amigo le pidió que lo acompañara a Bilbao, y ella cedió, y no fue la única vez lo acompañó a otros lugares. A veces el se mostraba distante, había algo que hacía que no dijera lo que pensaba o sentía.
Fue una noche en la que ambos se conocieron y se reencontraron verdaderamente. Él le habló sobre la Virgen María que él era su discípulo, que ella era un ser que tenía su propia divinidad, algo maravilloso. Cuando Pilar lo escuchaba lo comprendí, esa mujer que había dejado atrás su fe, la estaba recuperando, y de una manera que a ella le parecía fantástica, a su lado, así le daba brillo a todo lo que él decía, le encontraba sentido.
Pero ella no quería amarlo, y lo estaba haciendo decía que cuando dejabas que una grieta derramara agua en la presa, ésta luego se fugaría sin control, y entonces no habría forma de controlar toda esa agua, que era amor.
Para cuando se dio cuenta ella ya era otra persona, capaz de hacer cualquier cosa por el hombre que amaba.
Un día él le contó que él ya era un seminarista, y ella se derrumbó, pero que había decidido buscarla para reafirmar su destino, su vocación de entrega total a Dios o Pilar, la persona que siempre amó, y que nunca pudo olvidar.
Él ya había descubierto que si querías descubrir la Verdad tenías que tener fe, había desarrollado el don de curar a los demás pero aún así amaba a Pilar, y pensaba que tal ves eso era lo que Dios esperaba, que se realizara al lado de Pilar.
Un día él que ya se había entregado al amor de Pilar, le dijo que su don de curar se le iba a transferir a otra persona que bien lo pudiera aprovechar, y que ellos contruirían su futuro juntos; eso le molestó a Pilar por que muchas personas sufrirían por su culpa, y lo dejó. Se fue a un convento con una señora que tenía un cuartito ahí y parecía conocer su historia, le dijo que escribiera sus sentimientos y los arrojara al Río Piedra, para que el sufrimiento se congelara ahí, y pasaron días y ella escribía y lloraba.
Un día él, su amor llegó, le dijo que la había estado buscando y que la amaría siempre ella entonces dice: A orillas del río Piedra me senté y sonreí. Dijo que Dios le estaba dando una segunda oportunidad con ella para encontrar su camino, el de ambos.♥
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